martes, 6 de noviembre de 2007

Un día en la lavandería...


Bueno, empezaré por explicar mi "día de lavandería"...


La verdad es que, como muchos saben (sobre todo los que me conocen) me... emm... ¿Cómo decirlo educadamente? Me ca** la pu** madre lavar ropa, pero a consecuencia de mi "mala conducta" y por romper las reglas de mi humilde hogar, me tocará hacer todo por mi cuenta y dentro de ese tipo de deberes de casa se encuentra el de lavar mi ropa.


Todo empezó la tarde de un martes 6 de noviembre, osea hoy. Llegué muy cansada de la universidad y pensé en entrar a mi cuarto, acostarme en la cama y descansar un ratito. Pero había algo dentro de mi cabeza que rondaba constantemente y me impedía cumplir con mi objetivo. Después de pensar un rato, reaccioné y me di cuenta de que esa cosa que jugaba con mi cabeza era algún deber que tenía pendiente por hacer... ¡Lavar la ropa!


Me levanté lentamente de la cama, junté toda la ropa que estaba tirada por mi cuarto y bajé las escaleras hasta llegar a la tenebrosa y mística Maquina de lavado... buuu! (bueno, muchos la conocen como "lavadora")


Dí un fuerte suspiro y me detuve frente a la máquina, observándola por un momento.


-Ahora sólo somos tu y yo- dije desafiante al aparato electrodoméstico color blanco.


No obtuve respuesta alguna de tan temido objeto de lavandería, así que supuse que se estaba burlando de mí. Con esa tapa grande, múltiples botones y su enorme hoyo de metal. No me iba a dejar vencer por ella, así que sin temor, metí con precaución toda mi ropa y cerré la tapa.


-Ja! No eres tan ruda como te ves!- me burlé. -Ahora... ¿Qué se tiene que hacer en estos casos?- me pregunté, confundida.


Vi varias botellas acomodadas en el suelo: Detergentes, Cloro, Suavizantes, Pinol y algunos otros de los cuales no recuerdo el nombre. Me dije a mí misma que por algo estaban ahí, así que supuse que todos debían de ir dentro por lo que vacié cada uno de ellos en el malévolo aparato.

Cerré la enorme tapa y comenzé a apretar varios botones, digo, no creo que sea tan difícil usar una lavadora. No recuerdo el orden en el que apreté los botones pero al final apreté uno grande que decía "iniciar".


Escuché que la lavadora empezó a hacer varios ruidos y que la pantalla mostraba con números rojos: 66 minutos restantes. Vaya, una vez más salí triunfadora. Erika supera a la máquina. Oda a la reina del univer... bueno, ya, me detengo. Subí, exsahusta a mi recámara y escuché musica tranquilamente.


66 minutos después...


Sonó la alarma de mi celular, indicándome que ya era hora de bajar por mi ropa y acomodarla para que se secara, así que bajé las escaleras y llegué a la lavadora. No escuché ruido alguno de parte del aparato, vaya, que avanzada está la tegnología hoy en día, no más ruidos molestos.


Abrí la tapa y encontré restos del detergente que había usado sobre toda mi ropa. Supongo que algo me faltó hacer, así que puse más detergente, apreté más botones y cerré de nuevo la tapa. La máquina empezó a hacer ruido y supuse que ya se lavaría mi ropa, los número rojos aparecieron de nuevo mostrando el mismo letrero: 66 minutos restantes.


Me dije que eso sería suficiente, esta vez estaba segura de que ya lavaría, de todas maneras bajaré en 66 minutos para ver que onda.


Regresé a mi cuarto y continué con mis pesadas labores.


66 minutos después...


La tan esperada hora llegó. Bajé por tercera vez a ver cómo iba lo del lavado de ropa, abrí la tapa y encontré todo igual. Esta cosa está acabando con mi paciencia. Leí los letreritos pequeños que se encuentran pegados por todas partes en la tapa de la lavadora.


-"Asegurarse que el nivel del agua sobrepase la superficie de la ropa"- leí con cuidado. -Bien, entonces le echaré más agua.


Abrí la manguera, esperé unos minutos y de repente la máquina del infiermo empezó a moverse, cómo si estuviera poseída o algo. Definitivamente esa cosa se burlaba de mí. Ahora mostraba en la pantalla un enorme letrero rojo: 44 minutos restantes. No me asusté hasta que la máquina pareció cobrar vida y la ví caminar hacia mí! Bueno, la verdad no caminó, pero así parecía! Cerré la tapa bruscamente y mandé a la mierda al aparato.

Molesta, subí las escaleras hasta mi cuarto y me acosté en la cama. Ahora, esperaría 44 minutos.


44 minutos después...


Una vez más, hice todo el tour: bajar las escaleras, abrir la tapa de la lavadora y checar si todo iba bien. Abrí la tapa lentamente cuando la puerta del garage se abrió de repente. Pensé que mi imaginación ya me jugaba malas pasadas, pero gracias a Dionisio no fue así. Un coche entró al garage, era mi abuelita.

Sentí como si el cielo me hablara, cómo si me dijeran que legalizaron la marihuana, cómo si hubiera ganado un premio en Cannes, cómo si me regalaran un viaje a Nueva Zelanda con un par de viej... ok, eso ya es privado, pero en fin, me sentí bien.


Después de recibirla, ella me explicó cómo tenía que hacerle para que la fuck**n' máquina funcionara y de todas maneras, salí victoriosa, ya que pude terminar de lavar mi ropa.


Bueno, esa fue mi anécdota... sé que es una tontería pero olvidé que ustedes eran perfectos y yo no (noten mi sarcasmo, NÓTENLO!). No sabré usar una lavadora, pero oh dios! Con los dedos soy buena para otra cosa, se los aseguro.



2 comentarios:

Anónimo dijo...

Dedos, wooooo.

Anónimo dijo...

jajaja si presumes tanto de tus dedos jajaja enseñame... juajua XOXO te quero galletita mon amour